Hemos probado este nuevo modelo, que ha destacado por su visibilidad excepcional y un volumen interno ultrarreducido
Jack Cubeddu
En un mundo comercial ya saturado de productos, las grandes empresas juegan sus mejores cartas para enfatizar la calidad de los accesorios ya existentes. Siguiendo esta "revolución submarina", C4 Carbon, una de las más activas en el sector, presenta una máscara verdaderamente única, cargada de innovaciones y novedades: la nueva Condor. Se trata de una máscara con estructura Frameless, lo que significa que el marco de silicona se imprime junto con las lentes en una sola pieza, sin ninguna estructura rígida o ensamblada. En nuestro habitual desembalaje y en el primer contacto "en seco", no podemos dejar de notar las generosas lentes, fabricadas en vidrio templado, hábilmente insertadas en un marco muy suave al tacto, minimalista en dimensiones pero esencial y rico en detalles. La nueva Condor se presenta como una máscara revolucionaria en cuanto a la relación entre el campo de visión y el volumen interno, elevando el estándar y ofreciendo, además, un diseño moderno e hidrodinámico, diseñado por Enrico Sala y C4 carbono. ¿Pero cuáles son los elementos que han permitido esta revolución? Todo comienza con un facial autoajustable que, producido mediante el estudio de materiales y espacios útiles entre el marco y la lente, permite que la máscara tenga una estructura semirrígida, capaz de adaptarse al rostro sin crear distorsiones visuales, manteniendo la distancia mínima posible entre el ojo y la lente. Lentes generosas, la inclinación adecuada del marco y una distancia interna mínima, la combinación perfecta para generar la mejor combinación entre campo de visión y un volumen interno ultrarreducido. En este momento, según afirma la empresa, es la máscara con la mejor relación presente en el mercado. Otro factor de gran importancia radica en los materiales seleccionados. La Condor está fabricada en silicona anatómica suave que, a través de nervaduras especialmente estudiadas, de las cuales se pueden ver una externa y cuatro internas, permite un ajuste cómodo y una excelente adaptación al rostro, sin evidenciar ningún cedimiento o deformación durante el uso. El acabado de silicona ha sido opacado intencionalmente. Esto para evitar posibles reflejos externos y molestas refracciones solares en el interior. Continuando con el análisis de la estructura, en la zona de la nariz notamos dos pequeños detalles, pero muy interesantes. El primero es el grosor diferenciado a la altura de las fosas nasales, lo que favorecerá la compensación facilitando la "pinzata" en nuestra nariz. El segundo se refiere a la forma elegida en la parte baja de esta zona, con una invitación en V útil para alojar incluso narices importantes. Otro detalle no menos importante es el doble borde interno del facial, presente a lo largo de todo el contorno facial, excepto en la parte inferior de los ojos y el "bigote". Esta pequeña característica garantiza un mejor ajuste, mayor comodidad y una excelente adherencia al rostro sin necesidad de tener excesivas tensiones en el cinghiolo. Y hablando de cinghiolo, también hay grandes novedades aquí. La colaboración con Sala ha permitido a la empresa proponer en la Condor un nuevo sistema de sujeción lateral, llamado Mps. (Sistema de Pivote Morfológico). Consiste en una inclinación de los enganches laterales que permiten un mejor posicionamiento posterior del cinghiolo mismo, ofreciendo así una mayor comodidad y una eficiencia prolongada en el tiempo de la relación marco-enganches. Finalmente, el cinghiolo posterior. Fabricado en la misma silicona que el marco, muestra un cómodo ojal porta-snorkel y está estructurado con tecnología anti-enredos. La Condor estará disponible en versión Negra (el modelo probado), así como en los colores Carbon Look y Camu Med. El precio será de 55 € en la versión negra y de 65 € en las dos fantasías.
En el agua
Como mencionamos, nos encontramos ante un campo de visión entre los más amplios del panorama y un volumen extremadamente reducido. Por estos motivos, la nueva Condor necesitaba una "super prueba" para comprender sus potencialidades y aprovechar al máximo sus cualidades. Sería demasiado limitado realizar una prueba pescando desde la orilla en el fondo bajo y demasiado previsible una salida a la deriva en aguas más profundas.
Decido dedicar dos días diferentes a la máscara; en el primero utilizaré una caída de Maestrale para evaluar su campo de visión, tratando de identificar los peces perturbados por el oleaje y el "coriandro" de algas, mientras que el segundo día estará dedicado a inmersiones más profundas para observar si hay una compensación real gracias a su volumen interno reducido.
Pero primero, un pequeño cuidado. La noche anterior a la salida al mar, siendo un veterano en el campo de las máscaras Frameless y conociendo la trampa del "empañamiento molesto", decido realizar no uno, sino dos tratamientos de desengrasado de las lentes: alternar entre quemarlas y usar un spray especial para eliminar el aceite de silicona que queda en la lente en la última etapa de producción.
En el fondo bajo Es una fría tarde de enero y las pocas horas de luz de la tarde me permiten unas horas rápidas para recuperar un par de lubinas para la cena. Las condiciones son perfectas, tanto para la pesca como para probar la nueva Condor en un entorno sencillo pero especial. A pesar del cristalino mar sardo, el oleaje ha "peinado" varias zonas de algas, llevando al fondo una gran cantidad de "coriandro" de algas muertas.
El banco de pruebas ideal para un test que tiene como objetivo notar la llegada de las presas antes de que nos noten a nosotros. ¡Vestido y listo, finalmente me pongo la nueva Condor! La regulación micrométrica de las hebillas me permite ajustar perfectamente el cinghiolo, que, sin tensiones excesivas, asegura un excelente ajuste de la máscara en mi rostro.
¡Finalmente en el agua! La primera sensación es bastante peculiar. La ola que te zarandea y la posibilidad de ver tanto y tan bien crea una sensación agradable, pero para describirla mejor se podría definir como una mezcla de confusión y asombro.
La costumbre a las máscaras con espacios cerrados y con un campo de visión clásico, en el que la estructura cubre la visión del ojo en varios puntos, puede llevarnos a efectos desorientadores cuando probamos productos que ofrecen un campo de visión tan amplio, al cual nuestro ojo no está acostumbrado. Experimenté el mismo efecto cuando salieron las primeras máscaras con estructura sin marco, y todavía recuerdo la primera vez que la usé y tuve la misma sensación durante unos segundos.
Pasado el efecto, que podríamos definir como "asombro agradable", mi vista se acostumbra a esta nueva visión y estamos listos para empezar a pescar de verdad. La ola es realmente fuerte, casi arrancando la máscara de mi rostro. Pero el excelente trabajo de diseño realizado en la Condor permite que se mantenga firmemente en mi rostro, sin desplazamientos ni desgastes incluso cuando la ola carga y somos golpeados por la corriente de retorno. Casi como si el silicone y las nervaduras amortiguaran los disturbios.
Como esperaba, los peces encuentran fácil juego en las algas muertas, donde especialmente las lubinas aman esconderse para facilitar la caza. A su vez, debo ser rápido para identificar las presas y llevarlas al alcance antes de que se den cuenta de mi presencia.
En este caso, la Condor facilita mi trabajo. El amplio campo de visión juega sin duda un papel fundamental, permitiéndome, especialmente en los laterales, avistar con suficiente antelación la llegada de las presas y aprovechar esta ventaja. Pasan rápidamente las dos horas de luz permitidas después del trabajo y es hora de regresar con los pies en la tierra.
En esta primera fase de prueba, la nueva Condor pasa el examen con creces, mostrando un campo de visión que me permitió en al menos cuatro ocasiones tomar ventaja sobre algunas lubinas que, entre el coriandro, la espuma blanca y la penumbra, jugaban al escondite. Especial la sensación vivida en la primera inmersión cuando el ojo, acostumbrado a los viejos espacios y a los límites condicionados por la estructura de la máscara utilizada hasta el día anterior, se encontró con una nueva visión y tuvo que acostumbrarse a estos nuevos espacios, creando una sensación peculiar que duró unos segundos.
En el medio fondo y en profundidad
Otra salida, otro banco de pruebas. Esta vez me regalo una tarde de inmersiones a la deriva, en una batimetría variable entre quince y veinticinco metros. Quiero hacer una evaluación adicional del campo de visión pero, sobre todo, entender si el volumen interno facilita una mejor compensación, y qué otros beneficios puede ofrecer la Condor.
A diferencia de la primera inmersión, mis ojos ya se han acostumbrado a este nuevo punto de vista, así que me siento cómodo de inmediato. Comienzo una serie de inmersiones dentro de los quince metros, donde la máscara me ofrece la ventaja, al igual que en la primera ocasión, de un campo de visión excelente.
Sin mover o girar excesivamente la cabeza, puedo tener una excelente visión de la situación, observando con largas planeadas todo lo que me rodea o el movimiento de alguna presa en las cercanías. Lo que me sorprende es cómo, a pesar de que el cinghiolo no está excesivamente tenso, la Condor sigue manteniendo un excelente ajuste en mi rostro, gracias sin duda a la suavidad del silicone y al doble borde que, como una ventosa, mantiene la máscara bien sujeta.
Preparo una inmersión, a los veintiséis metros, en algunas rocas conocidas y donde suele haber peces blancos, pero que también podría reservar alguna otra sorpresa. A pesar de mi compensación Hands-free, decido hacerla manualmente para evaluar la facilidad de pellizcar la nariz. La máscara tiene un volumen interno tan reducido que apenas me doy cuenta del aire utilizado para compensarlo, y alcanzar las fosas nasales durante el salto es fácil y rápido. Como si no hubiera una capa delgada de silicona separando mis dedos de la nariz.
Los metros pasan y bajo las aletas, una vez cerca del fondo, noto un movimiento de colas deslizándose a la derecha, justo detrás de una roca. Se trata de un banco de grandes corvinas.
Acelero la maniobra para evitar que escapen a sus madrigueras y, alineados dos ejemplares, dejo salir el tiro, intentando la pareja. La suerte y la preparación van de la mano, permitiéndome finalizar de la mejor manera una captura hermosa, que abre el día.
El excelente campo de visión de la máscara me permitió una vez más anticipar el movimiento de los peces, mientras que su reducido volumen me proporcionó una compensación fácil y con el mínimo esfuerzo.
Después de varias horas en el agua y de llevar a la cuerda algunos otros ejemplares y estresar adecuadamente la Condor, es hora de regresar y sacar las conclusiones habituales de la prueba.
Al quitarme la máscara, solo queda una leve marca en la cara, a pesar de las muchas horas en el mar, señal del excelente trabajo realizado en la selección de materiales y en el diseño del marco.
Una silicona rígida donde y cuando es necesaria, pero que en el contorno facial ofrece un confort excepcional que, probablemente, se adaptará bien a la mayoría de los rostros que la prueben.
Excelente la relación campo de visión/volumen interno, que ofrece una visibilidad mucho más allá de los estándares tanto para los amantes del fondo, que deben estar preparados para anticipar la presa que puede aparecer repentinamente, como para aquellos que deciden usarla en inmersiones más profundas, asegurándose un producto que no solo requiere una compensación mínima, sino que también proporcionará una visibilidad excelente a grandes profundidades.
En resumen, realmente una excelente máscara, sin duda una referencia en el mercado.