Si alguna vez has entrado en Y-40 en Montegrotto Terme, seguramente lo has cruzado. Tal vez sucedió en la piscina, mientras observaba meticulosamente a los apneístas en los cables, o tal vez entre los pasillos y el bar, donde rebota entre una sesión de agua y otra. Marco Mardollo es historia y cultura, es sabiduría y pasión, pero sobre todo es el padre fundador de una parte importante del buceo libre moderno y contemporáneo. 

Hola Marco, hoy eres el director técnico de Y-40, cofundador de Apnea Academy y, naturalmente, instructor de buceo libre y submarinismo. ¿Cómo te acercaste al buceo libre?  
"Cuando era joven, era un buen nadador y tenía excelentes habilidades acuáticas. Luego, como muchos, me alejé de la natación porque la encontraba repetitiva y aburrida. En ese mismo período, tuve la oportunidad de probar un curso con un amigo de mi padre, que era instructor de buceo. Los que ya lo practicaban tenían carencias tanto atléticas como técnicas en natación, y rápidamente me apasioné por sumergirme. En el '69, el buceo era híbrido. Permitía tanto el buceo libre como el buceo con tanques, dejando este último para la parte final del curso. Así que tomé muchos cursos, fui de vacaciones a Grecia, y el buceo libre comenzó a ocupar una parte importante de mí desde entonces. En ese momento, se buceaba sin muchos conocimientos, pero para aquellos que podían moverse bien en el agua, los 25 a 30 metros eran objetivos bastante alcanzables. Así es como empecé, y continué enseñando en Padua, durante mis años de secundaria, donde lentamente me di cuenta de que el buceo con tanques era demasiado rígido, demasiado esquemático, y que quería dedicarme completamente al buceo libre. Y así se me ocurrió la idea de organizar un curso avanzado de buceo libre. En estos cursos, invitando a varios atletas, conocí a la estrella ascendente Umberto Pelizzari, con quien comenzamos a intercambiar ideas y noticias. Siempre decía que me gustaría crear algo nuevo, tal vez una federación. Él, por otro lado, decía que ya existía y que sería bueno simplemente crear una escuela. Justo en esos años, durante un récord mundial, Umberto experimentó un taravana al ascender desde el buceo y tuvo que detenerse durante unos meses. Durante este tiempo, nos mantuvimos en contacto, seguimos comunicándonos, y un día sonó el teléfono: 'He estado pensando, podría ser una buena idea', me dijo. '¡Probemos! También hay alguien de Génova que me ha propuesto algo similar. ¿Por qué no nos encontramos?'. Así nació Apnea Academy". 

Qué tiene que ver Padua y cómo nació Y-40?  
"Tienes que considerar que hay varios tipos de instructores. Hay quienes enseñan, quienes organizan, quienes se ocupan de algunas cosas y quienes se ocupan de otras. En Padua, comencé con Umberto y Nicola Sponsiello, un nutricionista, apasionado del buceo libre y un gran pescador submarino. Todos teníamos excelentes conocimientos y nos convertimos en un equipo de referencia. En cuanto al aspecto mental y psicológico, entró en lugar de Luigi Odone Lorenzo Manfredini. Como Apnea Academy, comenzamos en el '94. Éramos yo, Umberto, Renzo Mazzarri y Angelo Azzinari. Luego estaba Luigi Magno para la parte de fisiología, Sponsiello para la dietética y la nutrición, Odone y Mauro Ficini. Estos últimos eran responsables de la parte científica del proyecto. De hecho, el primer curso de instructores que organizamos en la Isla de Elba tuvo lugar en 1995, pero las reuniones y los preparativos ya habían comenzado un año antes. Habíamos considerado, probablemente por primera vez, la relajación y la respiración junto con el aspecto mental y la fisiología. La gran conciencia que nos distinguió desde el principio fue percibir el buceo libre no solo como una disciplina, sino también como una actividad de bienestar. De hecho, dividíamos las sesiones de relajación y respiración en centros termales de las sesiones de dinámica y de preparación física. Antes que nosotros, nunca se había concebido la estática como un elemento de placer y bienestar. Así como, hasta hoy, Y-40 es el único centro dedicado al buceo submarino en Italia que se puede utilizar durante los 12 meses del año, con cualquier clima. Pase lo que pase, es el punto de referencia para quienes buscan profundidad". 

Y cómo nace Y-40?  
"En 1982, enseñaba como instructor en un club de Padua. Uno de mis alumnos era el hijo de los propietarios de un hotel termal. Sucede que un día, mientras se duchaba, lo escuché decir: 'no me va muy bien vestirme en el fondo, lo intentaré de nuevo en casa'. Obviamente, todos nos echamos a reír. Luego nos invitó al hotel Millepini, y desde ese momento comenzamos a organizar veladas juntos dentro de la estructura. En 2011, me llamó y me dijo: 'Hola, ¿cómo estás? Quería hablar contigo de algo'. '¿Qué quieres hacer, un spa? Genial'. 'No, no', respondió, 'quiero construir la piscina más profunda del mundo'. Mientras terminaba la frase, ya estaba en el coche para encontrarme con él. Hablamos un poco. Mientras tanto, seguía activo como instructor, me mantenía actualizado, siempre al tanto, y así fue como supe que un mes después comenzarían las obras. Pero no solo eso. Había sido elegido para supervisar los aspectos técnicos y la seguridad de la nueva instalación. Desde 2012-2013, he estado trabajando en Y-40”. 

Qué significa tener un papel tan importante en uno de los templos del buceo libre moderno?  
"Es una gran satisfacción, aunque uno se enfrenta a pasiones y dificultades. El problema principal surge cuando hay demasiadas solicitudes y todas para los mismos espacios. La piscina tiene 40 lugares, así que cuando llega un grupo considerable y se la lleva toda para sí, entonces se distribuye y es muy sencillo. Pero cuando, en cambio, hay días en los que todos quieren ir a 40 metros, entonces se convierte en un problema. Incluso la preparación para el buceo no es algo garantizado. Hay quienes ventilan demasiado, quienes no tienen la técnica para usar el pozo y quienes simplemente son inexpertos para ciertas profundidades. A menudo sugiero ventilar lejos del cable y que el compañero solo te acompañe una vez estés listo. En general, siempre es bueno que los grupos numerosos se dividan entre áreas más y menos profundas. Además, como muchos ya saben, está absolutamente prohibido entrar en el agua sin compañía, o aventurarse en cuevas en apnea, o no usar el cordón umbilical y el ordenador de buceo". 

Cómo surgió el test de Mardollo y qué otros existen?  
"El test nació como una forma de controlar la forma física y sigue paralelamente la utilidad del test de Cooper para correr. Cuenta cuánta distancia se puede recorrer en apnea, con recuperación en movimiento. La distancia total es el resultado de cuánto está entrenado un atleta, siempre y cuando se comprometa y dé todo en esos 12 minutos. La verdadera comparación siempre es con uno mismo y puede indicarnos tanto el nivel de entrenamiento como si el cambio de equipo es funcional para nosotros o no". 

Qué significa mejorar y por qué parece que hay más atención en el equipo que en la formación?  
"Cuando las personas van a esquiar, se basan en los esquís bonitos, incluso si no saben cómo usarlos. Lo mismo sucede en el buceo libre. El 70 por ciento de los practicantes, aunque llegan a la profundidad, no saben pinnear. Y tal vez tengan a sus pies aletas de 400 euros. El hecho de que un apneísta llegue a los 40 metros no indica que sea bueno, sino que tiene una fuerza y un entrenamiento suficientes. Hay personas que tienen una fuerza hercúlea de verdad, pero tal vez se lanzan con una postura terrible y una pinneggiata poco atractiva. Si tuvieran los ajustes adecuados y la atención correcta, brillarían. Muchos invierten en compensación, lo que seguramente les da muchos metros. Pero pinnegiando bien, moviéndose bien bajo el agua, se pueden alcanzar fácilmente las mismas profundidades. En Y-40 se puede llegar al fondo incluso con aletas de 20 euros, es una cuestión técnica. Por supuesto, sé que es más cansado, pero la verdadera habilidad del apneísta es saber cómo partir relajado y tener un excelente conocimiento de la respiración". 

Dado que encuentras a decenas todos los días, ¿qué caracteriza a un buen instructor?  
"Hay muchos instructores, y cuanto más pasan los años, más aumenta el número de manera exponencial. Pero, lamentablemente, el nivel no es tan alto. La verdadera habilidad radica en comprender las dificultades del alumno y brindar el consejo adecuado para ayudarlo a superarlas. Hace tiempo vi una clase en la que un instructor regresaba a la superficie con el alumno y recomendaba abrir las piernas a 22 grados durante la pinneggiata. Al siguiente alumno le daba el mismo consejo. Y mientras tanto, pensaba en que estos debían tener en cuenta cuánto eran 22 grados. Había aprendido a decir esto y lo repetía a todos. Para ser buenos, es necesario personalizar expectativas y habilidades, así como es importante elegir los consejos y ejemplos en función de la persona y el problema".